Carretera, cámara y manta. Historia de la fotografía en carretera.

Carretera, cámara y manta. Historia de la fotografía en carretera.
Hubo un tiempo en el que un click estaba más cerca de ser el disparo de una cámara que un dedo índice pulsando un ratón. Y uno de los motivos más fascinantes y objeto de esos clicks eran las carreteras. La carretera en sí podría ser una nación, como bien quisieron intentar desde Truth Behind 404 con la declaración del Estado Soberano de Hautôvia. En ellas hemos visto áreas de servicio muy dignas y con torreznos merecedores de una Estrella Michelín, pueblos que creíamos sacados del V-Rally 5 y otros en los que hemos pasado los mejores veranos de nuestras vidas. Nos hemos mareado, hemos cantado canciones que jamás reconoceríamos en público y, también, nos hemos detenido a sacar alguna que otra fotografía. Hoy hablamos de un género propio y del que todos hemos sido autores en alguna ocasión: el de la fotografía de carretera.

ROAD TRIP FOTOGRÁFICO: AUTÉNTICA TRADICIÓN AMERICANA

No es posible concebir Estados Unidos sin sus carreteras, esas venas y arterias que atraviesan un territorio gigante y heterogéneo. A través de muchas fotografías de ruta, hemos conocido un país que no solo está formado por paisajes y grandes urbes, sino también por gasolineras, neones, moteles, moteros, áreas rurales del Big Sur, fábricas del norte, grandes rascacielos en el este y olas gigantes en el oeste.  

La fotografía de carretera es algo casi tan americano como una buena hamburguesa rebosante de kétchup y beicon. Y va unida de forma indisociable al avance del automóvil y al salto que se dio de la fotografía profesional a la amateur gracias al carrete de 35mm que Kodak sacó en 1888 –recordemos ese legendario eslogan “Usted pulsa el botón y nosotros hacemos el resto”–. Pero tal vez el verdadero viaje fotográfico comience en 1906 con la colección de libros ilustrados Photo-Auto Guide, una publicación innovadora y sorprendente que sustituyó los mapas convencionales por cientos de fotografías tomadas desde la perspectiva de quien va al volante. Los conductores podían así previsualizar, antes de emprender su viaje, imágenes de la ruta y de cada carretera y cruce que les aguardaba en el trayecto.

¿Te resulta familiar la idea? Vas bien encaminado. Las Photo-Auto Guides son precursoras directas del entramado de imágenes que hoy conforma el generoso catálogo de Google Street View. Sin embargo, mucho antes de algoritmos de macrobuscadores, un grupo de intrépidos exploradores fotográficos se lanzaron al asfalto a conocer el corazón americano a carretera abierta. Aunque la fotografía de carretera nace como concepto en 1959 con Robert Frank y su icónico libro The Americans, la tradición ya la había iniciado años atrás, en 1938, Walker Evans. A estos dos les seguirían muchos otros, como Ed Ruscha y sus viajes de gasolinera, Inge Morath en esa ruta mítica a San Reno, las millas y millas de Bernard Plossu y esos lugares poco comunes que nos mostró Stephen Shore desde el arcén de la gran explanada americana.

VIAJE FOTOGRÁFICO POR CARRETERAS ESPAÑOLAS

Sin embargo, hay carrete fotográfico más allá de las carreteras yankees. Si nos desviamos de nuestras autopistas nacionales, nos esperan secundarias que serpentean entre montañas, acantilados al borde de la ventanilla o rectas infinitas que confirman que ancha es Castilla. Cualquiera de esas instantáneas, fascinarían de inmediato al mismísimo James Rhodes, aunque no nos engañemos, cuando se trata de algo patrio, a James es muy fácil fascinarle. Veamos algunas de las rutas más fotogénicas de las carreteras españolas.
  • Ruta alpujarrense

    La Alpujarra es una región de contrastes salpicada de valles, barrancos, fuentes y pueblos blancos. La ruta que proponemos empieza en Lanjarón, a la que accedemos desde la A-348, y acaba en Trevélez. Por el camino, carreteras vertiginosas y paisajes perfectos para gastar carretes y carretes fotográficos –o dejar la batería del móvil al 0%–, y con paradas obligadas en Órgiva, Sorpotújar, Pampaneira, Bubión y Capileira. De ahí, si aprovechamos el empujón, podemos bajar hasta ese paraíso terrenal conocido como Parque Natural de Cabo de Gata. Tal es el poder de seducción de esta ruta, que durante décadas ha cautivado a escritores, músicos y artistas, incluso al gran Joe Strummer, que pasó largas temporadas por la zona. Por eso, nada como escuchar entre foto y foto de mirador, el Spanish Bombs de The Clash o cualquier otro tema de su discografía.
  • Viaje fotográfico por la provincia de Cáceres

    Tal vez viajar por tierras extremeñas en tren no sea la mejor opción, pero a bordo de cualquier otro medio de transporte, merece mucho la pena. El viaje puede empezar en Trujillo, conocido como la cuna de los conquistadores, de ahí acercarnos al Monasterio de Guadalupe y, por supuesto, hacer parada en el Parque Nacional de Monfragüe, donde avistaremos esos buitres negros de los que hablaba Extremoduro. Imprescindible también detenernos a conocer el Barrio Judío de Hervás, capital del Valle del Ambroz. Y para aquellos conductores que sean de pocas curvas y más de contemplar paisaje, el Valle del Jerte, desde Plasencia hasta Tornavas por la N-110, les regalará unas magníficas instantáneas. ¿Qué banda sonora escoger para este viaje? Cualquier tema de Robe te vale, pero nada como empezar el trayecto con la emblemática Extremaydura.
  • De Santander a Gijón

    Entre mariscada y cachopo, se encuentran un sinfín de curvas en carreteras llenas de encanto y desde las que casi puedes rozar la costa con los dedos. La A-8, conocida también como la Autovía del Cantábrico, es una estupenda carretera panorámica, pero más llamativas son todavía la N-634, N-621 y N-625. La Muiñeira para a filla da Bruxa, de Rodrigo Cuevas, sonando a todo volumen en tu coche, hará que te vuelvas más del norte que toda la familia Stark junta.

TIPS PARA UNA BUENA FOTOGRAFÍA DE CARRETERA

Pero si a ti lo que realmente te va de la fotografía de carretera es el puro asfalto –¿quién necesita paisajes de ensueño y pueblos con encanto pudiendo contemplar esa infinita serpiente gris que atraviesa el terreno?–, vamos a ser generosos y contarte algunos de los secretos mejor guardados para lograr la perfecta foto de carretera.
  • Aprovecha las exposiciones lentas por la noche o en la hora azul. Así conseguirás ese efecto de estela infinita que dejan los coches.
  • Busca puentes que crucen la carretera y desde ahí intenta dar con el mejor encuadre.
  • Procura no cortar la carretera y muestra toda la amplitud posible.
  • No desprecies nunca una puesta de sol, aunque tengas ya muy vista la de tu fondo de escritorio del ordenador.
Si, por el contrario, lo que te interesa es lo que se encuentra más allá de la calzada, basta con que saques tu cámara –o tu teléfono móvil–, y dispares. Y te preguntarás, ¿tiene la fotografía de carretera, al igual que cualquier ruta, un principio y un final? Al contrario; estamos ante un género tan inagotable como trayectos posibles. Tal y como escribió Jack Kerouac: “Todavía nos quedaba mucho camino. Pero no nos importaba: la carretera es la vida".