La vida es una continua sucesión de pruebas y retos: una semanas después de dar por concluida la Operación Bikini, bien porque alcanzas tus objetivos, bien porque los das por imposibles, llega la Vuelta al Cole. Que, además, no es una vuelta, sino un eterno retorno: ellos vuelven a clase y tú vuelves a dejarlos en el colegio un día y otro y otro y otro… Antes de entrar en esa vorágine de idas y venidas, hemos pensado que podríamos pararnos a reflexionar un momento sobre su relación con la seguridad vial. Y con otros temas.
La vuelta al cole y su importancia en la seguridad vial
Siempre es recomendable, y más con todo lo que estamos viviendo, evitar tremendismos innecesarios. Todos sabemos que debemos tener cuidado cuando dejamos o recogemos a nuestros hijos del colegio o cuando simplemente circulamos cerca de un centro escolar. No necesitamos que nadie nos los diga. Pero quizás algunos datos concretos sí pueden ayudarnos a dimensionar la situación.
Por ejemplo, según un estudio de la
National Highway Traffic Safety Administration de los Estados Unidos, se produjeron más muertes de peatones menores de 19 años entre las 7 y 8 de la mañana y las 3 y 4 de la tarde, que en cualquier otro intervalo horario. Esos suponen casi el 48% de los fallecimientos.
Por citar otro ejemplo, en el Reino Unido, en el intervalo de 3 a 5 de la tarde se producen el 23% de las muertes de menores, tanto de peatones como de ocupantes. Estamos hablando de una situación de riesgo, quizás camuflada de cotidianidad. Lo que la convierte en aún más peligrosa.
Pero en vez de quedarnos solo con los datos, pasemos a algo más constructivo: reflexionar sobre qué podemos hacer.
¿Cómo volveremos mañana al colegio?
Si vivís en una gran ciudad ya conoceréis, seguramente, las iniciativas que proponen reducir, a veces drásticamente, el volumen de tráfico alrededor de los colegios. Más o menos organizado, el “movimiento” internacional comparte un punto de partida, que va más allá de la seguridad vial. No es solo un tema del aquí y ahora; sobre todo, preocupa el mañana.
Ellie Anzilotti lo planteaba en un artículo en
Fast Company. “
No es solo un caldo de cultivo para lesiones y accidentes, con padres estresados intentando maniobrar entre niños revoltosos; la investigación también demuestra que empeora la calidad del aire alrededor de los colegios, generando potenciales problemas de salud en el futuro”. La idea de reducir los
drop-offs y los
pick-ups se fue extendiendo: Londres, Edimburgo, Viena, Bolzano…
Por supuesto, el debate está abierto. Y forma parte de un cuestionamiento más amplio, del modelo de urbanismo e incluso de convivencia. Será necesario conciliar necesidades de padres y alumnos, de centros educativos y de empresas. Pero, una vez más, para situar el tema, puede ser interesante reflexionar sobre datos concretos: un estudio del
Instituto de Salud Global de Barcelona concluye que durante el tiempo que los niños se desplazan a pie absorben el 20% de la dosis total de contaminación diaria, según cita
Mónica R. Goya.
Como ocurre con todos los temas polémicos, conviene, antes de intercambiar propuestas que supondrán molestias (o “adaptaciones”, si preferimos un término más positivo), intentar saber si serán efectivas. Idealmente, a través de pruebas piloto realistas. Y parece que sí podemos disponer de esos datos.
¿Funcionan estas medidas?
El sentido común nos dice que reducir el número de vehículos implicados en maniobras en un espacio y tiempo limitados ayudaría a reducir accidentes. Y, por supuesto, a reducir también los niveles de polución, en mayor o menor medida. Pero… ¿hasta qué punto?
El estudio de
Air Quality Consultants sobre la iniciativa
School Streets (implantada en varias escuelas de Londres en 2017), afirma que los niveles de dióxido de nitrógeno se han reducido un 23%. Por razones así, recibió el apoyo de Transport for London, la autoridad del transporte de la capital británica. Y como consecuencia, el número de escuelas que han adoptado estas medidas se ha incrementado exponencialmente.
Consejos para el primer día
Todos estos planteamientos de futuro son interesantes, sin duda. E incluso necesarios. Pero con limitación de tráfico o no, con nuevas medidas o no, de momento habrá que seguir llevando y recogiendo a los niños.
Y por eso, hemos creído que podría resultar útil recopilar algunos consejos y recomendaciones que nos han parecido especialmente interesantes. O mejor dicho, quizás, que conviene tener siempre presentes. Una lista interesante es la que aporta
Seguridad Vial en la Empresa. Destacamos algunos puntos:
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Los niños menores de 1,35 m. deben ir siempre en los asientos traseros. La única excepción es que esos asientos estén ocupados por otros niños con sillita o si no es posible incluir un SRI en ellos. Si el niño tiene que viajar en el asiento delantero, habrá que desactivar el airbag del copiloto.
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Recuerda que el niño deberá ir en la sillita sin el abrigo y sin la mochila, para que la sujeción será correcta.
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Disminuye la velocidad en las inmediaciones del colegio o en las inmediaciones de la zona límite para el tráfico. Recuerda los datos que hemos aportado antes.
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Sin excepciones: no dejes el coche en doble fila.
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Ayuda al niño a salir del coche, si es necesario (probablemente, si va en sillita, lo será). Siempre por el lado de la acera y mirando previamente por el retrovisor.
Todos estos consejos comparten también algo: se trata de comportamientos que sirven de ejemplo. Ya sabes que, si hablamos de educar, lo importante no es solo lo que digas, sino también lo que hagas. “Forzarte” a seguir estas reglas no es solo una cuestión de seguridad; también lo es de educación. Hace ya unos años, lo recalcaba
el RACE en una nota de prensa: “
Educarles en seguridad vial formará sus valores”.
Seguro que, en eso, todos estamos de acuerdo.