¿Cómo que un invento del pasado?, os preguntaréis, si hace apenas unos meses la DGT anunció que la luz de emergencia será obligatoria para todos los coches en los próximos años. ¿Acaso se han vuelto locos los redactores de este blog?
En absoluto, en alguna ocasión previa ya hemos hablado sobre cómo la luz de emergencia conectada va a pasar a ser un elemento clave para salvar vidas en carretera en el corto plazo. Pero el sector de la automoción evoluciona a un ritmo frenético y nuestros próximos pasos serán decisivos para seguir mejorando la señalización en carretera.
Entonces, ¿qué ocurrirá después? Os invitamos a seguir en este post una reflexión tecnológica sobre la seguridad vial que realmente está por venir.
De dónde venimos
Pongamos el invento de la luz como punto de partida. No, este no es el foro para debatir si la electricidad fue un invento de Tesla o si el mérito real fue de Edison por lograr encender la bombilla. Aceptamos que un acontecimiento de tal calibre requirió del ingenio y el tesón de varios genios de la historia. Y es que, ¿quién no se ha parado a pensar alguna vez en cómo sería nuestra vida si no se hubiera descubierto la luz artificial?
Si vamos siguiendo todas las aplicaciones en las que el uso de la luz se volvió imprescindible, veremos cómo todo nuestro alrededor se derrumba poco a poco cual fichas en una caída de domino. Porque, seamos sinceros, hoy ya no sabríamos vivir sin ella. Y eso es, en el fondo, lo mejor de los avances tecnológicos: llegan en un alarde de creatividad para hacernos la vida más fácil, pero poco a poco van extendiendo sus redes e implantándose en diferentes ámbitos cotidianos hasta que, cuando nos queremos dar cuenta, ya forman parte de nuestras vidas.
Pero, ¿cómo nos ubicábamos antes sin Google Maps? ¿En serio podíamos llegar a destinos desconocidos con el coche? ¿Solo con un mapa de papel? Sí, suponía horas de estudiar los planos a fondo, vueltas con el coche por caminos equivocados, bajar la ventanilla para preguntar a aquel desconocido que tiene pinta de ser del barrio y, por qué no confesarlo, alguna que otra discusión de pareja sobre si debimos girar a la izquierda en la calle anterior, pero -con paciencia- al final todos llegábamos a nuestro destino.
¿Y somos más felices ahora que nos ahorramos todo ese proceso? Al menos en cuanto a viajes y movilidad, rotundamente la respuesta es sí. Del mismo modo, y a pesar de ser un invento mucho más reciente, las luces de emergencia V16 también están viviendo ya su propio proceso evolutivo para hacernos la vida más fácil y, en este caso, también más segura.
La seguridad de hoy se llama 'luz de emergencia V16'
No vamos a empezar desde nuestros inicios porque, hace poco, ya desentrañamos en este blog los pormenores del nacimiento de las señales V16. En aquel post, titulado “Help Flash, historia de un evento brillante”, tratamos los orígenes de este invento que ha revolucionado la señalización de incidencias en carretera.
Aunque sí es importante, para no perder el hilo de esta reflexión, recordar que el primer prototipo de luz de emergencia Help Flash ya se había diseñado en el año 1998, cuando todavía comprábamos radios extraíbles para poner compact discs en el coche, el Alcatel One Touch Easy era el sueño de cualquier adolescente y Luis Moya protagonizaba junto a Carlos Sainz aquel famoso “trata de arrancarlo” en el disputado rally de Gran Bretaña.
Y es que, sin apenas aplicaciones electrónicas en los automóviles, hasta hace relativamente poco todas las decisiones implicadas en la conducción debían ser ejecutadas por un hábil conductor respondiendo, raudo y veloz, a los diferentes estímulos, visuales y sonoros, que se encontraba por el camino: los colores de los semáforos, las señales de tráfico, las sirenas de los vehículos especiales... Y bajo aquella premisa nace precisamente Help Flash, una baliza luminosa que mejora visualmente los sistemas de señalización que existían anteriormente en el mercado.
Pasaron los años y la conectividad fue invadiendo nuestras vidas al tiempo que la electrónica se hizo con el mando de nuestros coches. Hasta el punto de que, actualmente, el proceso de conducción es compartido con los vehículos a través de diferentes sistemas de ayuda a la conducción (ADAS). Entre los más conocidos, nos encontramos el control de velocidad adaptativo, frenado de emergencia o alerta de cambio de carril y, para que estos funcionen, se ha dotado a los vehículos de un hardware y un software capaz de “leer” e interpretar las señales y elementos de la carretera. Por lo que vemos, la tendencia es que los ADAS vayan ganando terreno a la conducción manual, subiendo niveles hasta alcanzar la codiciada conducción 100% autónoma.
Por eso, desde Help Flash lo tuvimos claro: las luces de emergencia necesitan conectarse a nuestro entorno. Dicho y hecho, en 2020 nos adentramos en el mundo digital mediante el lanzamiento de la primera baliza V16 con conexión móvil y una aplicación de asistencia en carretera y el año pasado dimos un paso definitivo hacia la conectividad vial en forma de Help Flash IoT.
Y es que, además de su utilidad como luz de emergencias V 16 tradicional, señalizando físicamente la incidencia en carretera, este dispositivo IoT es también una herramienta de señalización virtual, ya que incorpora un módulo de comunicaciones y una tarjeta sim que permitirá enviar la geolocalización a la DGT 3.0.
Desde su nube, la DGT dará aviso a todos los conductores a través de los paneles luminosos y de nuestros navegadores de la situación real y el punto exacto en que se encuentran los diversos incidentes en la vía, preavisando de la incidencia para anticipar el peligro y, por tanto, reduciendo doblemente los riesgos de atropello.
El futuro pasa por la conectividad
Nos encontramos ya hoy en ese modelo mixto de conducción pero, ¿qué ocurrirá en unos años?, ¿no ayudaría facilitar a los vehículos una información real, inmediata y en un formato fácilmente legible?
Para dar respuestas a esas preguntas se han desarrollado diferentes plataformas, iniciativas y productos entre los que podemos destacar DGT 3.0, Data for Road Safety o Incidence.
El fin es mejorar la seguridad en las carreteras y crear un entorno adecuado a la realidad del vehículo autónomo. Para ello, plataformas como Incidence dan solución interconectando diversos sistemas similares a las señales V16, esto es la geolocalización de diferentes elementos y eventos en la carretera para después compartirla con vehículos, conductores e infraestructuras.
De esta manera, el automóvil conocerá con antelación dónde hay un vehículo averiado, un operario realizando tareas de mantenimiento, un vehículo lento o un ciclista. Es decir, pasaremos de una señalización física a una 100% virtual en la que los automóviles ya no necesitarán ver ni oír ya que toda información que necesitan la encontrarán en la nube, permitiéndoles una autonomía total. Pero para eso todavía falta mucho.
Mientras, tendremos que seguir siendo nosotros, los humanos, responsables de nuestra propia seguridad vial y la de todos, señalizando correctamente las incidencias en carretera con nuestras luces de emergencia v-16 IoT geolocalizadas, las que el BOE ha marcado como obligatorias a partir de 2026.