Según datos de la Dirección General de Tráfico alrededor del 30% de los fallecidos y de los heridos hospitalizados se producen en invierno. Por este motivo es, si cabe, más importante que sigas ciertas recomendaciones antes y durante tus desplazamientos.
Antes de salir…
Revisa los niveles de todos los líquidos de tu vehículo: aceite, líquido de frenos y anticongelante
Antes de cualquier viaje es importante asegurar un correcto nivel de aceite, líquido de frenos y anticongelante o refrigerante. Este último cobra mayor significación cuando nos enfrentamos a las bajas temperaturas invernales, debido a su función dentro del circuito interno del motor. El líquido anticongelante mantiene la temperatura óptima de funcionamiento del motor, entorno a los 90ºC.
Por otro lado evita que, cuando se alcanzan temperaturas bajo cero, haya congelación en alguna parte del circuito, lo que daría lugar a una mala refrigeración del motor que ocasionaría serios problemas mecánicos. Comprobar el nivel del anticongelante es muy sencillo. Una vez colocado el vehículo en una superficie llana, solo es necesario abrir el capó del coche, localizar el depósito del líquido (de color verde, azul, amarillo o naranja, según sus propiedades) y ver que su nivel se sitúa entre el máximo y el mínimo. Eso sí, por nuestra seguridad, debemos realizar esta operación con el motor frío.
Cambia los neumáticos regulares por neumáticos de invierno
Estos neumáticos presentan una mayor adherencia, por lo que están especialmente diseñados para su uso a bajas temperaturas, o cuando nos encontramos nieve, barro o hielo en la calzada. Con ellos se minimiza el riesgo de salirse de la trazada, además de mejorar notablemente la frenada, lo que se traduce en una reducción de la distancia de detención.
Estas ventajas se consiguen gracias a un dibujo más profundo en la banda de rodadura, cuyo objetivo es mejorar la evacuación de agua y nieve y unas pequeñas láminas en los tacos, que mejoran notablemente la adherencia y la tracción tanto en nieve como en barro. También por su composición química especial que mantiene la flexibilidad de las gomas a bajas temperaturas, mejorando su adherencia y tracción. Para identificar un neumático de invierno debes fijarte en el lateral de la goma, donde aparecerá la clave M+S (Mud and Snow, es decir, Barro y Nieve) además de un pictograma formado por una montaña de tres picos y un copo de nieve en su interior.
Si ya tienes los neumáticos de invierno colocados, comprueba también que éstos se encuentran en perfecto estado: sin cortes, ni cuarteados y que su dibujo no sea menor de 1,6 milímetros. Una vez hechas las comprobaciones, hay que asegurarse de que la presión es también la adecuada (el fabricante del coche indicará el nivel adecuado en la pegatina del marco de la puerta).
No te olvides las cadenas
Aunque no tienen que ir instaladas de manera permanente, es importante llevarlas en el maletero por si se produce una nevada repentina. Tanto las tradicionales como las de tela son bastante efectivas, pero asegúrate de saber instalarlas de manera correcta. Es preferible aprender a colocarlas con buen tiempo y con paciencia, sin esperar a vernos sorprendidos por una situación en la que sean imprescindibles. Su colocación resulta sencilla, pero mejor practicar.
Cuida tu visibilidad
La importancia de la visión en esta época del año es más relevante, si cabe, que en otras situaciones con tiempo más favorable. Las horas de luz se ven reducidas notablemente y conducir con niebla no es algo inusual. Por ello, es importante revisar el estado de todas las luces del vehículo, incluidas las antiniebla, antes de cualquier desplazamiento. También se debe cuidar la limpieza y el buen estado de los demás elementos que influyen en tu buena visibilidad: faros, cristales, sistema de limpiaparabrisas y espejos.
Comprueba tu equipamiento
Como hemos visto, el invierno es la época del año en la que se registran un mayor número de accidentes y averías de tráfico. Por ello resulta de suma importancia tener a mano además de los obligatorios chaleco y triángulos reflectantes, una señal luminosa V16 como Help Flash, que no solo está homologada según las especificaciones de la DGT, sino que además está especialmente recomendada para situaciones en las que las condiciones meteorológicas adversas pongan en riesgo al conductor durante la maniobra de señalización de un incidente de tráfico. Su diseño compatible con cualquier climatología, permite la visualización del vehículo parado hasta a un kilómetro de distancia.
En este tipo de situaciones puede ser interesante contar también con otros elementos auxiliares, como una manta, una linterna, un cargador de móvil o un pequeño botiquín básico de primeros auxilios o incluso unas pinzas que ayudarán en el caso de que tu batería se descargue debido a las bajas temperaturas. Nos permitirá jugar con ventaja cuando emprendamos la marcha y estaremos preparados para cualquier escenario.
Ya en la carretera…
Aumenta la distancia de seguridad
Te garantizará un margen de espacio para maniobrar en caso de los temidos deslizamientos, provocados por la presencia de nieve, lluvia o hielo.
Reduce la velocidad
En invierno los neumáticos suelen perder capacidad de tracción, sobre todo cuando la calzada está húmeda, por lo que es importante conducir a una velocidad menor de la normal. Nada de acelerar bruscamente, marchas largas y el freno a raya, recurriendo a él lo menos posible.
Evita los adelantamientos
En condiciones climatológicas adversas adelantar indebidamente puede ocasionar accidentes fatales.
Mantén una temperatura estable dentro del vehículo
Si las temperaturas exteriores son bajas, mantener una temperatura aproximada de unos 21ºC evitará que los cristales se empañen dificultando tu visibilidad.
Haz más paradas
Sobre todo en viajes largos, ayudará a reducir la fatiga, liberando la tensión y permitiéndote estirar los músculos.